Jacqueline Bisset, un ícono eterno del glamour hollywoodense, ha mantenido una carrera extraordinaria que abarca casi seis décadas. Nacida en Weybridge, Surrey, en 1944, comenzó con el sueño de dedicarse a la danza y la actuación antes de debutar en la pantalla con Cul-de-Sac (1966). Su gran oportunidad llegó apenas dos años después, con papeles consecutivos en Detective, junto a Frank Sinatra, y en Bullitt, al lado de Steve McQueen. Al finalizar la década de los sesenta, ya había recibido su primera nominación al Globo de Oro por The Sweet Ride, consolidándose como una de las artistas más fascinantes de su generación.

A lo largo de los años, Bisset ha demostrado una versatilidad excepcional, interpretando una amplia gama de personajes tanto en cine como en televisión. Desde su interpretación divertida de Miss Goodthighs en Casino Royale (1967), pasando por su participación en el clásico Asesinato en el Expreso de Oriente (1974), hasta su papel en el drama de aventuras The Deep (1977), mostró que podía moverse con naturalidad entre el glamour y la intensidad dramática. Sus actuaciones posteriores, como en Sleepy Time Gal (2001) o su retrato de Jacqueline Kennedy Onassis en America’s Prince (2003), revelaron una profundidad interpretativa admirable. En 2013, ganó un Globo de Oro por su papel en Dancing on the Edge, reafirmando su relevancia artística. Además, en 2010 fue distinguida con la prestigiosa Legión de Honor de Francia, reconocimiento a su trayectoria internacional.

A pesar de su belleza y de haber estado rodeada de grandes figuras —fue cortejada por Frank Sinatra y relacionada con Steve McQueen—, Bisset siempre ha dado prioridad a su independencia. Nunca se casó, aunque mantuvo relaciones duraderas con el actor Michael Sarrazin y el bailarín Alexander Godunov. En diversas entrevistas, ha confesado sentirse “demasiado independiente para algo permanente”, eligiendo retirarse de relaciones que la sobrepasaban antes que perder su equilibrio personal. Esa filosofía refleja su compromiso con vivir fiel a sí misma.

Su naturaleza sencilla y auténtica la ha hecho muy querida por el público. Uno de los momentos más recordados fue su discurso en los Globos de Oro de 2014: tras casi medio siglo de carrera, sus palabras espontáneas y algo desordenadas conmovieron por su sinceridad, convirtiéndose rápidamente en un fenómeno viral. Incluso en su madurez, continúa aceptando nuevos retos, como en el thriller francés The Lodger (2020) o en Loren & Rose (2022), donde interpretó a una legendaria actriz —un papel que, según su director, estaba muy lejos de su verdadera humildad y profesionalismo.

Hoy, con 80 años, Jacqueline Bisset sigue siendo un símbolo de elegancia y envejecimiento con gracia. Siempre ha rechazado la cirugía estética, convencida de que altera en lugar de preservar la juventud. En su lugar, defiende el perdón y la paz interior como los auténticos secretos de la belleza. Su filosofía, expresada en aquel discurso que conmovió al mundo, resume su esencia: “Si quieres verte bien, debes perdonar a todos.”