En 1887, una casa al borde del camino parecía estar a punto de derrumbarse en cualquier momento. Cuando aquellos que buscaban una nueva vivienda pasaban por esta extensa propiedad, no se molestaban en volver a mirarla. Sin embargo, alguien avistó la casa en ruinas y decidió comprarla.

Invirtió tiempo y dinero para rescatar este patrimonio arquitectónico y convertirlo en una maravillosa morada.

La transformación de esta casa es casi increíble.

Así es como lucía al principio.

Y así es como se ve ahora, después de la restauración.

El interior es aún más impresionante que el exterior.

Los pisos están construidos con cinco tipos distintos de madera. Paneles de vidrio emplomado añaden toques de color y luz.

Cada uno de los cinco dormitorios en el segundo nivel tiene un diseño único y un encanto particular.

También hay una pequeña habitación adecuada para una oficina con vista.

¿Quién no quisiera vivir en una casa tan encantadora y acogedora, que emana una calidez tan particular?

Esto resulta bastante familiar.

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