Hace 17 años, en una maternidad estadounidense, nació una diminuta niña. Los médicos y la joven madre quedaron impactados por las dimensiones de la bebé: medía solo 28 centímetros y no pesaba más de 1 kilogramo.

A los padres les decían que con esas medidas los niños no sobreviven mucho tiempo, pero aún así no se rindieron. La pequeña logró sobrevivir.

Se descubrió que la niña tenía una enfermedad genética, aunque en la familia no se había diagnosticado ese trastorno en ningún pariente cercano.

De todas formas, la familia adora a la niña. Debido a que es la más pequeña, su trato es acorde. Además de la niña, crecen un hermano y una hermana.

En la actualidad, la niña ha completado la escuela y sus compañeros la tratan con amor y comprensión. Aún no ha decidido qué hará en el futuro, pero en cualquier caso, su familia siempre la respaldará.