La vida de Jocelyn Wildenstein, alguna vez apodada “Gatúbela” por los tabloides, es una montaña rusa de lujo, leones y resiliencia felina. Nacida en Lausana, Suiza, Jocelyn guarda con cariño recuerdos de una infancia feliz a pesar de las dificultades económicas. Nadar en el lago durante los veranos y esquiar en las montañas cercanas eran parte de una vida sencilla pero plena.

Su camino tomó un giro inesperado cuando se mudó a París a los veinte años. El alcohol, antes ausente en sus reuniones estudiantiles en Lausana, se volvió parte de su vida social. Además, mantenía una relación estable con el cineasta europeo Sergio Gobbi.

Desde joven, el amor por África la cautivó gracias a los libros de su padre. Cumpliendo un sueño infantil, se embarcó en una década de aventuras explorando la belleza salvaje del continente, mucho antes de saltar a la fama.

Su vida cambió radicalmente tras su extravagante matrimonio y posterior divorcio del multimillonario coleccionista de arte Alec Wildenstein. El acuerdo de divorcio, que se rumoreaba superaba los $2.5 mil millones, la catapultó a la fama, revelando su lujoso estilo de vida.

Alec la acusó de someterse a cirugías plásticas excesivas, atribuyendo sus cambios drásticos a sus años de casados. Afirmó que ella se operaba a escondidas, generando tensión en la relación.

Jocelyn, sin embargo, siempre se defendió. Aseguraba que sus rasgos distintivos, como los pómulos marcados y los ojos rasgados, eran naturales y heredados de su ascendencia suiza. Calificó las acusaciones de Alec como una distorsión de la realidad.

En años posteriores, las dificultades económicas la persiguieron, llevándola a declararse en bancarrota y librar batallas legales por sus bienes. A pesar de los desafíos, Jocelyn demostró una tenacidad felina. Se centró en su pasión por la conservación de la vida silvestre, apoyando activamente al Ol Jogi Wildlife Conservancy en Kenia.

En 2023, participó en una docuserie de HBO, compartiendo detalles de su vida actual. Su amor por los viajes y su dedicación a la conservación de la fauna silvestre evidencian un espíritu indomable tras las adversidades.

En África, Jocelyn creó una escuela especializada para adolescentes, similar a un programa de aprendizaje. Su objetivo era fomentar la confianza en sí mismos, ofrecerles oportunidades laborales y trazar un camino para su futuro.

Además, supervisó la construcción de 80 represas para combatir la sequía, garantizando el acceso de los animales al agua. También jugó un papel crucial en el establecimiento de una clínica dedicada al bienestar animal.

A sus 83 años, Jocelyn ha llevado una vida rebosante de aventuras en Suiza, Francia y África, aderezada con viajes a otras latitudes. Pese a un matrimonio y divorcio turbulentos, ha vuelto a encontrar el amor.

La ex-socialité ya no presta atención a las opiniones sobre su apariencia. Ha abrazado la convicción de que no le debe explicaciones a nadie. Vive tranquila y contenta, considerándose una ciudadana del mundo, fortalecida por sus experiencias y su extraordinaria resiliencia.