Una madre de seis hijos dio a luz a octillizos: ¡Fotos de su gran familia con 16 hijos!
La crianza es sin duda una tarea exigente, pero para Nadya Suleman, madre de 14 hijos, los desafíos se multiplican exponencialmente. Su trayectoria como madre ha cautivado al público, despertando una amplia gama de emociones, desde asombro hasta curiosidad. Nadya, conocida como “Octomom”, obtuvo este apodo después de dar a luz a los primeros octillizos sobrevivientes del mundo en enero de 2009. Su historia extraordinaria la catapultó a la fama, y el término “Octillizos Suleman” se ha convertido en parte de la cultura popular.
Nadya Suleman, nacida como Nadya Denise Doud-Suleman, concibió a sus octillizos, así como a otros seis hijos, a través de fertilización in vitro (FIV). Antes de la llegada de los octillizos, ya había dado la bienvenida a seis hijos a su familia. Su viaje como madre comenzó en 2001 con el nacimiento de su primer hijo, Elijah. Al año siguiente, nació su primera hija, Ameerah. Continuó ampliando su familia mediante tratamientos de FIV, añadiendo dos hijos más, Joshua y Aidan, y un par de gemelos fraternales, Calyssa y Caleb, a su creciente clan.
En 2009, Suleman tomó la decisión significativa de transferir los seis embriones restantes de sus procedimientos previos de FIV a su útero. Esta decisión, aunque implicaba riesgos inherentes, no era completamente inusual para mujeres de su edad, quienes suelen implantar menos embriones. En entrevistas posteriores al nacimiento de los octillizos, Suleman compartió abiertamente sus experiencias como madre de una familia tan grande. Explicó: “El sueño es un lujo, algo a lo que me he acostumbrado a vivir sin él. Cuando uno de los niños se despierta, todos parecen seguir. Algunas noches, apenas duermo, a veces solo logro descansar media hora. En las mejores noches, puedo tener la suerte de dormir dos horas seguidas. Lo más largo que he estado sin descansar ha sido 72 horas. Es increíblemente desafiante, pero perseveré, haciendo todo lo posible por ser la madre que ellos necesitan.”
A medida que los octillizos siguen creciendo y madurando, su rápido desarrollo sigue sorprendiendo a quienes siguen la trayectoria de su familia. Nadya nunca deja de alabar las virtudes de sus hijos, destacando su bondad y compasión. Los describe como “algunos de los seres humanos más amables, desinteresados y cariñosos” que jamás ha conocido. Su vida como madre es indudablemente exigente, llena de desafíos constantes, pero ella encuentra un enorme orgullo en el crecimiento de sus hijos y el desarrollo de sus personalidades únicas.