Cada año, la ciudad de Mumbai, India, es testigo de un espectáculo recurrente y sombrío: cuando llega la temporada de monzones, el océano escupe toneladas de desechos, basura descartada sin cuidado por las personas y arrastrada a sus profundidades.

Montañas enormes de plástico cubren las costas, como si el mar estuviera devolviendo las ofertas despreocupadas de la humanidad. Los trabajadores municipales despliegan excavadoras, camiones y numerosos equipos de limpieza, enfrentándose a la lluvia incesante para recolectar las montañas de basura y llevarlas a vertederos.

Esta temporada, las olas trajeron un asombroso total de 427 toneladas de basura a la costa. Para una ciudad de casi 19 millones de residentes, una cifra así podría esperarse, pero no por eso deja de ser aterradora.

Un simple ruego: nunca tires basura al agua, y nunca la dejes atrás en la orilla. Grande o pequeña, ninguna basura pertenece a la naturaleza. Rompamos este ciclo vicioso.