Ídolo adolescente de los 80 que dejó Hollywood por amor y familia: ¿Cómo luce ahora?

Phoebe Cates se convirtió en una de las actrices más queridas de los años 80, pero decidió alejarse de Hollywood para enfocarse en su familia tras casarse con el actor Kevin Kline. La pareja se conoció en 1982 y, a pesar de su diferencia de edad de 16 años, construyeron un vínculo sólido que los llevó a celebrar una boda privada en 1989. Decididos a criar a sus hijos juntos, establecieron un sistema en el que uno de los dos siempre estuviera presente en casa mientras el otro trabajaba, asegurando así una crianza estable para sus dos hijos, Owen y Greta.
En el apogeo de su carrera, Cates tomó la decisión de alejarse de la actuación para dedicarse completamente a la maternidad. Kline apoyó profundamente su elección, valorando la importancia de proporcionar un entorno cálido y consistente para sus hijos. Ella asumió la tarea de gestionar el hogar, preparar comidas y sentar las bases para el crecimiento de sus pequeños. Esta decisión no solo fortaleció el vínculo familiar, sino que también reafirmó los valores compartidos de la pareja, donde el amor y la familia estaban por encima de la fama.
Gracias a la crianza cercana y dedicada de sus padres, Owen y Greta pudieron explorar libremente sus pasiones artísticas. Owen se inclinó por el cine y la actuación, mientras que Greta encontró su camino en la música indie bajo el nombre artístico de Frankie Cosmos. Con el respaldo incondicional de Cates y Kline, ambos hijos lograron desarrollar sus talentos con confianza e independencia. La crianza atenta y amorosa de la pareja fue clave para que sus hijos pudieran brillar en sus respectivos caminos.
Durante más de 30 años, la familia ha llevado una vida tranquila y privada en Manhattan, lejos de los reflectores de Hollywood. Juntos han cultivado tradiciones familiares como cenas semanales y el apoyo constante a los proyectos creativos de sus hijos. Además de ser una madre dedicada, Cates encontró su propia vía de expresión al abrir Blue Tree, una boutique que refleja su estilo y personalidad. Este estilo de vida discreto les ha permitido mantenerse unidos como familia mientras persiguen sus propias pasiones fuera del mundo del espectáculo.
Ahora, con más de 35 años de matrimonio, la relación entre Cates y Kline es un ejemplo de amor, respeto y prioridades compartidas. Su decisión de priorizar la familia sobre la fama les ha permitido construir una relación fuerte y duradera, desafiando la naturaleza efímera de muchas parejas en Hollywood. Su historia es una inspiración sobre cómo la dedicación, el apoyo mutuo y los valores compartidos pueden llevar a una vida plena y significativa más allá del brillo de la industria del entretenimiento.