Los 5 peinados más vergonzosos del pasado que aún no podemos olvidar: ¡fotos incluidas!

La moda en los peinados es conocida por ser cíclica, pero hay tendencias del pasado que, vistas hoy, resultan bastante desfasadas e incluso impactantes a ojos modernos. Al mirar atrás, resulta curioso ver cómo ciertos estilos que en su momento fueron sensación, con el tiempo perdieron su encanto, muchas veces por lo poco prácticos que eran o por el daño que causaban al cabello. Este repaso nos recuerda cómo cambian los estándares de belleza y cómo lo que antes se consideraba glamuroso, hoy puede dejarnos perplejos.
Uno de los ejemplos más emblemáticos es la era de los “rizos salvajes”, con melenas de volumen extremo y permanentes que dominaron los salones a finales de los años 70. Muchas mujeres acudían en masa a conseguir esos bucles apretados, sin saber que los tratamientos químicos que usaban podían dejar el pelo quebradizo y dañado. A menudo, estos daños obligaban a recurrir a cortes drásticos que no siempre mejoraban el resultado final. Con el tiempo, este estilo quedó atrás, dejando paso a looks más suaves y naturales.
Otro peinado que hoy parece fuera de proporción es el bob voluminoso de los años 60. Aunque fue un favorito entre muchas mujeres –e incluso estrellas del cine lo lucían con orgullo–, este corte generaba un volumen exagerado alrededor de la cabeza que ahora se percibe como poco natural. Hoy en día se prefieren formas más estilizadas y equilibradas, lo que hace que este tipo de bob casi no se vea en la moda actual. Este cambio refleja una tendencia hacia una elegancia más discreta y sofisticada.
También el corte “aurora”, inspirado en actrices estadounidenses, tuvo su época dorada. Muchas mujeres querían parecerse a sus ídolos, aunque el resultado a veces fuera un tanto torpe. Al intentar mejorar el look con cardados y nuevas permanentes, se obtenían efectos contrarios: cabellos debilitados por tantos químicos y productos de fijación. Es un claro ejemplo de cómo perseguir una moda puede terminar perjudicando la salud capilar.
Y por último, no podemos olvidar el corte “garçon” –una apuesta audaz de muchas mujeres que se despidieron de su melena larga– y el altísimo peinado “babette” de finales de los 60, que Brigitte Bardot puso en el mapa. Aunque el garçon representaba modernidad, no le quedaba bien a todas y dividía opiniones. En cuanto al babette, con su estructura elevada conseguida a fuerza de cardados y horquillas, en manos inexpertas podía terminar viéndose desordenado y poco elegante. Ambos estilos muestran cómo las modas capilares dependen del contexto, del gusto personal y, muchas veces, del influjo de las celebridades, con resultados que no siempre eran favorecedores.