Robin Williams, un comediante extraordinario cuya muerte en 2014 sacudió al mundo entero, sigue vivo en la memoria colectiva por su habilidad única para conectar con las personas y llenar cualquier espacio de alegría. Con el tiempo, se conocieron los detalles de su lucha silenciosa contra la depresión, lo que permitió al público comprender mejor la complejidad de su alma. A seis años de su partida, este icónico actor, comediante y cantante sigue siendo profundamente querido, especialmente por su lazo entrañable con Koko, una gorila entrenada en lenguaje de señas. Un video tributo de 2014 recuerda su primer encuentro en 2001, demostrando la extraordinaria capacidad de Williams para iluminar vidas —una chispa que encendió también ese encuentro inolvidable.

Preocupados por el estado anímico de Koko, quien atravesaba un duelo tras la pérdida de su inseparable compañero Michael, la Gorilla Foundation contactó a Robin con la esperanza de animarla. Conocido por su corazón generoso, Robin aceptó sin dudar. Más tarde, describió la experiencia como “algo extraordinario: compartimos la risa”, recordando cómo Koko entendía el inglés hablado y se comunicaba con más de mil signos para expresar emociones y pensamientos. Lo calificó como un momento “asombroso e inolvidable”.

El video de ese encuentro es conmovedor. Desde el primer momento, se nota la conexión inmediata entre ambos. Koko jugaba con Robin, se probó sus gafas e incluso le revisó el bolsillo en busca de su billetera. Aquel momento lúdico dejó ver cómo el humor y la empatía de Williams cruzaban cualquier barrera, incluso la de las especies.

Años más tarde, ese lazo especial volvió a manifestarse cuando Koko fue informada del fallecimiento de Robin. Según los cuidadores, la gorila se mostró triste, bajó la cabeza y se quedó inmóvil. Luego, en lenguaje de señas, expresó: “llorar”. Fue una reacción profundamente conmovedora, una muestra clara del dolor genuino que sentía por la pérdida de su amigo humano.

Koko falleció en 2018, a la respetable edad de 46 años. Dejó un legado impresionante en la historia de la comunicación entre especies, y su amistad con Robin Williams sigue siendo un poderoso símbolo de cómo el amor, la risa y la empatía pueden crear puentes donde menos lo imaginamos. En medio de la tristeza, su historia sigue siendo una hermosa lección sobre la humanidad… y más allá de ella.