¡Madre moribunda de 8 hijos revela la confesión de su hijo!: Lo que dijo la destrozó, ¡nadie puede quedarse indiferente!

Cuando a Misty De La Cruz, una esposa de 43 años, madre de ocho hijos y abuela de dos, le diagnosticaron en septiembre de 2024 un cáncer de mama triple negativo en etapa 3 —una forma agresiva y poco común de cáncer—, su primera preocupación no fue ella misma, sino su familia. Esta enfermedad, que no responde a los tratamientos hormonales convencionales y tiende a avanzar rápidamente, estaba relacionada con mutaciones genéticas BRCA1 y BRCA2, para las cuales Misty dio positivo. Todo comenzó con un bulto detectado en una autoexploración, marcando el inicio de una batalla física, emocional y económica que pondría a prueba cada parte de su ser y afectaría profundamente a todos los miembros de su numerosa familia.
El impacto físico de la quimioterapia fue inmediato y brutal. Tareas cotidianas como caminar o preparar comida se volvieron extremadamente difíciles, y muchas veces necesitaba ayuda para cuidarse a sí misma. Pero más allá del sufrimiento físico, fue en mayo de 2025 cuando Misty descubrió el profundo efecto emocional que su enfermedad tenía en sus hijos más pequeños. Una llamada desgarradora desde la escuela de su hijo de 10 años reveló que el niño vivía agotado y con miedo constante de que su madre muriera mientras dormía. Misty, quien siempre había promovido una comunicación abierta con sus hijos, comprendió entonces cuán devastador era el “trauma” que el cáncer les estaba dejando.
Decidida a no esconder la verdad, Misty optó por la transparencia. Le permitió a su hijo hacerle todas las preguntas que necesitara y organizó para que comenzara a recibir terapia psicológica. Para ella, no se trataba de proteger a los niños del miedo, sino de prepararlos para las realidades duras de la vida y enseñarles a expresar lo que sienten sin miedo. Mientras tanto, su cuerpo seguía sufriendo: los efectos secundarios del tratamiento incluían daño nervioso, dolores intensos que la obligaron a usar andador, y un sistema inmune tan débil que incluso un simple resfriado se volvía una amenaza. A pesar de todo, intentó mantener la rutina familiar, convirtiendo las cenas de domingo en momentos compartidos de cocina con ayuda de sus hijos. Pero no poder ejercer su rol de madre como antes la hacía sentirse inútil y sola.
A esta carga física y emocional se sumó una angustiante realidad económica. Misty acumuló alrededor de $150,000 en deudas médicas, y aún le esperaban cuatro cirugías más. Uno de los golpes más duros fue descubrir que entre $45,000 y $65,000 en trabajos dentales necesarios —debido al deterioro causado por la quimioterapia— eran considerados “cosméticos” por el seguro y no serían cubiertos. Para evitar perder su hogar, lanzó una campaña en GoFundMe, que para finales de junio de 2025 había recaudado más de $65,000 de los $259,000 que necesitaba. En sus palabras: “Sobrevivir al cáncer físicamente no significa que lo sobrevivas emocional, mental o financieramente.”
El cáncer obligó a Misty, una mujer orgullosa de su autosuficiencia, a dejar el orgullo de lado y aprender a pedir ayuda. Se apoyó en sus hijos, su esposo y una red de personas solidarias, entendiendo que pedir apoyo no es una señal de debilidad, sino de fortaleza. Se aseguró de que todos sus hijos supieran que tenían acceso a terapia, comprendiendo que el duelo no solo aparece cuando alguien muere, sino también cuando la vida cambia radicalmente. En una actualización de junio de 2025, tras haber pasado por dos cirugías y con sus hijos empezando terapia, Misty expresó su aceptación del plan de Dios, deseando a todos “amor y salud”. Su lucha constante por la salud, la estabilidad económica y el bienestar de su familia es un ejemplo profundo de coraje, resiliencia y sanación continua.