Pesaban solo 38 kg y casi murieron, ¡pero lo superaron! ¿Cómo lucen ahora?

La industria del modelaje ha sido criticada durante mucho tiempo por sus estándares de belleza poco realistas, y aunque en los últimos años han surgido movimientos de aceptación corporal y amor propio, muchas jóvenes siguen enfrentando presiones peligrosas por encajar. En Rusia, las hermanas gemelas Masha y Dasha Ledeneva estuvieron a punto de perder la vida durante su adolescencia debido a dietas extremas que llevaron a sus cuerpos al límite. Con apenas 14 años, las chicas, ya altas y naturalmente delgadas, se inscribieron en una escuela de modelaje que imponía un estricto límite de peso de 50 kg. Al principio, sus dietas eran moderadas, pero la competencia por perder más peso se salió de control. Pronto, llegaban a comer solo una cucharada de trigo sarraceno en el almuerzo, reduciendo su ingesta a apenas 300 calorías diarias, y celebraban con entusiasmo los números peligrosamente bajos en la báscula.
Cuando llegaron a pesar 38 kg, las consecuencias fueron devastadoras. Masha se desmayó en público, y ambas hermanas vivían con debilidad constante y casi colapsaban. A pesar de los ruegos de su madre, la influencia de las agencias de modelaje —que les decían que “se veían mejor” así— solo alimentó su obsesión. Su salud se deterioró tanto que la hospitalización se volvió inevitable. Los médicos las trataron como si ya estuvieran al borde de la muerte, y en un momento Masha le dijo a su madre que ni siquiera valía la pena visitarlas, porque “aquí íbamos a morir”. El punto de inflexión llegó cuando las lágrimas de su madre las convencieron de empezar a luchar por sus vidas.
La recuperación no fue sencilla. Aunque fueron dadas de alta tras aumentar de peso, Dasha tuvo recaídas, y el miedo de Masha a perder a su hermana la llevó a intervenir. Las gemelas volvieron al hospital, esta vez requiriendo cuidados intensivos, alimentación por catéter y meses de tratamiento psicológico. Con el apoyo de médicos, terapeutas y su familia, finalmente lograron alcanzar pesos saludables nuevamente. Hoy, comparten su historia en redes sociales para advertir sobre los peligros de las dietas extremas y la anorexia.
No todos en situaciones similares tienen la misma suerte. La historia de la modelo uruguaya Luisel Ramos es un ejemplo trágico de lo letales que pueden ser estas presiones. En 2006, a los 22 años, Ramos colapsó por un fallo cardíaco durante la Semana de la Moda tras alimentarse casi exclusivamente de lechuga y refresco sin azúcar. Su muerte conmocionó a la industria, y seis meses después, su hermana menor Elina falleció por la misma causa. Ambas jóvenes sufrieron anorexia causada por los mismos ideales de belleza poco realistas que casi terminaron con la vida de las gemelas Ledeneva.
Aunque los movimientos de aceptación corporal y autoaceptación han logrado avances en cuestionar normas dañinas, el legado de la industria de promover cuerpos peligrosamente delgados sigue cobrando víctimas. La supervivencia y recuperación de las hermanas Ledeneva es una historia excepcional, demostrando que con intervención, apoyo y determinación, es posible romper el ciclo. Pero para muchas otras, la implacable persecución de la “figura ideal” sigue teniendo un precio extremo: su salud y su vida.