Madre criticada por controvertido tratamiento láser muestra la sorprendente transformación de su hijo tres años después

 Madre criticada por controvertido tratamiento láser muestra la sorprendente transformación de su hijo tres años después

Cuando Brooke Atkins dio la bienvenida a su hijo Kingsley en 2022, pronto se dio cuenta de que su nacimiento traería desafíos únicos. El bebé nació con una gran mancha de nacimiento tipo “Port Wine Stain” (PWS) que cubría la mitad de su rostro. Aunque estas marcas suelen ser inofensivas, la de Kingsley estaba vinculada al Síndrome de Sturge-Weber y al glaucoma, dos condiciones graves que pueden provocar convulsiones e incluso ceguera. Este diagnóstico significaba que las intervenciones médicas serían parte de su vida desde sus primeros meses.

Apenas a los seis meses de edad, Brooke y su pareja, Kewene Wallace, tomaron la difícil decisión de iniciar tratamientos con láser para la mancha de su hijo. Lo que ellos veían como un paso preventivo para proteger su salud desató una ola de críticas en línea. Los trolls acusaron a Brooke de anteponer la apariencia sobre el bienestar de su hijo, llamándola “monstruo”. En respuesta, Brooke aclaró que el procedimiento no era cosmético, sino esencial, ya que las marcas PWS pueden engrosarse y oscurecerse con el tiempo, lo que las hace mucho más difíciles de tratar más adelante.

Dos años después de iniciar los tratamientos, Brooke compartió alentadoras actualizaciones sobre el progreso de Kingsley. La mancha que antes era oscura se ha aclarado significativamente, dejando solo un tenue tono rosado en su rostro. Sin embargo, a pesar de la evidente mejora, Brooke admitió que en los primeros días sufrió de “culpa maternal”, cuestionando su decisión debido a la presión y las críticas. Expresó su deseo de que más personas comprendieran los riesgos médicos asociados con PWS antes de emitir juicios apresurados.

Las dificultades de Kingsley van más allá de su mancha de nacimiento. Viviendo con el Síndrome de Sturge-Weber, ha sufrido más de 100 convulsiones en su corta vida y ya ha pasado por tres cirugías oculares para combatir el glaucoma. Estas condiciones han implicado repetidas visitas al hospital y períodos de recuperación difíciles, exigiendo una fuerza extraordinaria tanto de Kingsley como de su familia.

A lo largo de todo, Brooke se ha mantenido firme, compartiendo su historia públicamente con la esperanza de crear conciencia y educar a otros sobre PWS y el Síndrome de Sturge-Weber. Aunque la negatividad en línea solía pesar mucho sobre ella, ahora encuentra fortaleza en el apoyo de otros padres y en el amor por su hijo. Su apertura y resiliencia son un recordatorio poderoso de los sacrificios y la valentía que definen la maternidad.

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