¡Un carpintero pasa 20 años construyendo una réplica a tamaño real del Arca de Noé! ¡Descubre todos los detalles!

 ¡Un carpintero pasa 20 años construyendo una réplica a tamaño real del Arca de Noé! ¡Descubre todos los detalles!

Inspirado por la lectura de la historia bíblica del Arca de Noé a sus hijos en 1993, el carpintero holandés Johan Huibers sintió un profundo llamado a darle vida a esta antigua embarcación. A pesar del escepticismo inicial de su esposa —quien bromeó diciendo que bien podrían irse de vacaciones a la luna—, Huibers siguió adelante con el proyecto con determinación. En 2006 completó una versión más pequeña del arca, que sirvió como paso previo para su proyecto más ambicioso. Este segundo arca, de mayor tamaño, tardó cuatro años en construirse y contó con un equipo de ocho trabajadores.

Revelado en 2013, el segundo arca de Huibers es una impresionante hazaña de ingeniería, con 124 metros (407 pies) de largo y 22 metros (72 pies) de alto, un peso de 2.500 toneladas y un costo estimado de 1,5 millones de dólares. Mientras que el arca original de Noé se decía que estaba hecha de madera de gofer, Huibers utilizó cedro y pino americanos, necesitando el equivalente a 12.000 árboles. La enorme estructura descansa sobre una plataforma flotante oculta construida con barcazas de acero reutilizadas, lo que le permite funcionar como una verdadera embarcación en vías navegables interiores.

El arca es más que una colosal estructura de madera; funciona como un museo bíblico viviente. Huibers la llenó con animales de madera a tamaño real para recrear la historia y ofrecer a los visitantes —especialmente a los niños— una experiencia tangible del relato antiguo. Su objetivo era educar e inspirar, mostrando la magnitud de la historia y resaltando la veracidad del relato bíblico. En una era de cambio climático y aumento del nivel del mar, el arca también sirve como recordatorio simbólico de la fragilidad y constante transformación del mundo.

Desde su finalización, el Arca de Johan ha viajado ampliamente por Europa, visitando Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Noruega y Gran Bretaña, demostrando su navegabilidad como barcaza funcional. Huibers siempre ha soñado con llevar el arca a Israel, la tierra asociada con la historia bíblica. Sin embargo, debido a que la embarcación carece de motores o velas, este viaje requeriría al menos 1,3 millones de dólares en donaciones para contratar remolcadores capaces de trasladar la gigantesca barcaza a través del mar.

Aunque actualmente el arca está cerrada al público debido a disputas de regulaciones de seguridad con el ayuntamiento local, el logro de Huibers sigue siendo un impresionante testimonio de su fe y dedicación. Su meta final era demostrar la existencia de Dios y brindar a las personas una conexión tangible y asombrosa con una de las historias más icónicas de la Biblia. A pesar de los obstáculos, sigue esperando que algún día pueda cumplir su sueño de llevar la “nave de Dios” a la “tierra de Dios”.

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