En una rara aparición pública, el actor de 72 años Mickey Rourke fue fotografiado fuera de su hogar en Beverly Hills. La estrella de películas como 9 1/2 Weeks lucía visiblemente desaliñado, con una sudadera gris sin cerrar y sin camiseta, pantalones deportivos verdes y zapatillas. Su cabello gris despeinado completaba el look casual mientras pasaba aproximadamente una hora conversando con un técnico de control de plagas, según las fotos obtenidas por Page Six.

La apariencia de Rourke marca un contraste notable con sus días como galán de Hollywood. Antes celebrado por su atractivo rudo y carisma, los años como boxeador profesional y las cirugías reconstructivas posteriores han dejado un impacto duradero en su físico. Para muchos, esta aparición subrayó cuánto ha cambiado físicamente, con algunos describiéndolo como casi irreconocible en comparación con sus años de gloria.

Esta salida pública ocurre apenas unos meses después de la polémica salida de Rourke de Celebrity Big Brother UK. Los informes revelaron que fue expulsado del programa debido a “comportamiento amenazante y agresivo” así como “lenguaje inapropiado”. Fuentes señalaron que la decisión fue mutua entre Rourke e ITV tras conflictos repetidos con otros concursantes.

Uno de los incidentes más comentados durante su participación involucró a la compañera JoJo Siwa. En un intercambio grabado, Rourke cuestionó a Siwa sobre su sexualidad e insinuó que podría “cambiarla”. Además, comentó sobre votar “a la lesbiana rápidamente”, un comentario que Siwa y los espectadores condenaron de inmediato como homofóbico. Estas declaraciones provocaron indignación en línea y contribuyeron a su salida abrupta del programa.

La reacción negativa por su comportamiento en la serie de realidad ha añadido otra capa a la ya compleja imagen pública de Rourke. Antes celebrado como galán y actor respetado, su carrera desde entonces ha estado marcada por controversias, problemas personales y altibajos constantes. Esta reciente aparición en Beverly Hills ofrece una nueva mirada a una vida vivida bajo los reflectores, llena de dramáticos altos y bajos igualmente intensos.