Angelina Jolie, según reportes, estaría planeando vender su histórica mansión en Los Ángeles, una propiedad que adquirió en 2017 por 24,5 millones de dólares. Este extenso terreno de dos acres en el barrio de Los Feliz, construido originalmente en 1913, cuenta con seis habitaciones, diez baños, una bodega de vinos y elegantes jardines formales. La residencia, que en su momento perteneció al legendario cineasta Cecil B. DeMille, ha sido durante años el refugio familiar de Jolie. Su decisión de ponerla en venta marca un cambio importante en su vida, ya que se prepara para explorar nuevas oportunidades en el extranjero una vez que sus hijos crezcan.

Jolie eligió la mansión de Los Feliz principalmente para mantenerse cerca del padre de sus hijos, Brad Pitt, quien vivía a tan solo cinco minutos. Allí pasó la pandemia junto a sus seis hijos—Maddox, Pax, Zahara, Shiloh, Knox y Vivienne—disfrutando de los senderos tranquilos y espacios de reflexión que ella misma describió como un verdadero santuario para su familia. Ahora que su divorcio con Pitt está finalizado y sus hijos menores cumplirán 18 el próximo año, la actriz se siente libre para perseguir su sueño de larga data: vivir fuera de Estados Unidos.

En contraste con los planes de Jolie, otra residencia icónica de Hollywood corrió una suerte distinta. La antigua finca de Richard Gere en New Canaan, Connecticut, fue demolida para dar paso a una urbanización de nueve lotes. La casa colonial de 1938, que alguna vez perteneció al cantante Paul Simon, se vendió a un promotor inmobiliario por 10,75 millones de dólares. Su derribo generó reacciones divididas en internet, con muchos lamentando la pérdida de un inmueble histórico.

Antes de la demolición, una empresa de recuperación arquitectónica se encargó de rescatar piezas únicas como ventanales náuticos, chimeneas de piedra y una biblioteca revestida en roble, las cuales luego fueron ofrecidas a compradores interesados en su artesanía. Reggie Young, fundador de la compañía, expresó su pesar: “Es una verdadera lástima que la casa desaparezca. Una vez que estas piezas se pierden, jamás vuelven”, resaltando el valor irreemplazable de estos elementos históricos.

Originalmente, Gere había pensado en convertir la finca en una granja, pero optó por venderla tras mudarse a España con su esposa, Alejandra Silva. El proyecto del promotor de levantar una amplia subdivisión recibió críticas tanto de preservacionistas como del público, quienes consideraron que se priorizó la ganancia económica por encima de la historia. En conjunto, las historias de Jolie y Gere reflejan cómo las propiedades de las celebridades evolucionan con el tiempo, evidenciando tanto decisiones personales como tendencias del mercado inmobiliario que pueden transformar radicalmente hogares históricos.