Un día cualquiera, tuve la rara oportunidad de viajar al pasado, todo gracias a un simple mueble. Este viaje comenzó en una antigua casa con casi un siglo de historias. Allí, en un rincón, se encontraba un pequeño gabinete maltratado por el tiempo y la vida, que sus dueños planeaban desechar.

El coleccionista que llevo dentro se negó de inmediato a permitir que algo tan único acabara en la basura. En lugar de eso, cargué el gabinete en mi coche. Cuando mi esposo lo vio, su reacción fue escéptica: pensó que debía tirarse. Pero yo veía algo más en ese viejo mueble.

La transformación comenzó quitando el acabado. Al eliminar cuidadosamente las últimas capas de barniz viejo, emergió una hermosa veta de roble, oculta bajo los estragos del tiempo. Mientras que la parte superior era de roble sólido, las puertas y paneles laterales eran de madera contrachapada. Decidí prestarles especial atención para que el gabinete tuviera un aspecto fresco y adecuado para su nuevo propósito.

El panel trasero se convirtió en un lienzo para un papel tapiz floral vibrante que había guardado. Para resaltar el patrón natural de la madera, sellé la superficie con una capa transparente.

Ahora, esta pieza única ocupa un lugar destacado en mi hogar, recordándome tanto el pasado como el poder de la transformación que podemos infundir en objetos cargados de historia.