Ethan Spiezer, de 36 años y originario de Illinois, transformó su vida tras alcanzar un peso máximo de 200 kg. La señal de alerta llegó durante unas vacaciones: al tener dificultades para abrocharse el cinturón de seguridad, no caber en las atracciones y sentirse constantemente sin aliento, Ethan comprendió que era hora de luchar por su salud—especialmente tras el dolor de perder a su madre poco antes del viaje. Decidido, se fijó una meta ambiciosa: perder 90 kg en menos de dos años.

A través de la disciplina y la constancia, Ethan logró una asombrosa pérdida de peso de 90.7 kg en menos de dos años. Su enfoque combinó la dieta Keto, reduciendo drásticamente los carbohidratos, con el ayuno intermitente, comiendo solo entre el mediodía y las 8 p. m. Incluso un revés temporal durante la cuarentena —ganar 9 kg en un mes— no lo detuvo. Recuperó el control, perdiendo 4.5 kg al mes siguiente, demostrando que la persistencia rinde frutos.

Su esposa Rebekah, inspirada por la travesía de Ethan, se unió a él. Juntos, perdieron la increíble cifra combinada de 136 kg —Ethan bajando 90.7 kg y Rebekah más de 45 kg— transformando no solo sus apariencias, sino sus vidas. Por primera vez en una década, el peso de Rebekah bajó de los 90 kg, y ambos ganaron una confianza renovada, visible incluso en pequeños momentos cotidianos como vestir una camiseta en casa con orgullo.

Los beneficios para la salud fueron un cambio de vida total. Ethan revirtió la prediabetes, sanó su hígado graso, normalizó su presión arterial y ya no necesita medicación para el asma. La fascitis plantar crónica de Rebekah desapareció. Más allá de la salud física, ambos recuperaron energía, movilidad y la fe en sí mismos, ilustrando el poder del compromiso y el apoyo mutuo.

El consejo de Ethan es simple pero profundo: concéntrate en pequeños cambios diarios, aborda solo un día a la vez, acepta que los obstáculos ocurrirán y nunca te rindas. Su viaje es un testimonio de que con perseverancia, apoyo y dedicación, incluso las transformaciones que parecen imposibles son realizables. Para cualquiera que luche con el peso o los reveses de la pandemia, la historia de Ethan y Rebekah es la prueba viviente de que el cambio es alcanzable—y la vida puede renacer.