Una vez al mes, me doy el lujo de disfrutar del ritual de autocuidado definitivo: una sesión de manicura y pedicura en la que me relajo por completo. Me sumerjo en las charlas, mimo mis manos y pies con lujosos tratamientos de spa, tomo té y veo una comedia tonta, pero maravillosamente relajante.

En julio, la comedia elegida fue *Just My Luck*, y mientras veía a Lindsay Lohan en la pantalla, no pude evitar trazar un paralelismo entre la trama de la película y su vida real. La buena suerte inagotable que una vez la acompañó parece haberse trasladado a otro lugar. Sin embargo, los cambios en la apariencia de Lindsay, de 37 años, están lejos de ser místicos o inexplicables.

Los tratamientos de belleza de emergencia han transformado por completo el aspecto de la estrella, haciéndola casi irreconocible en comparación con su icónica versión de los años 90 y principios de los 2000. La carrera de Lohan ha sido una montaña rusa, marcada por deslumbrante fama y adoración pública, pero también por escándalos, una carrera en declive y largos períodos de silencio.

Su meteórico ascenso, comenzando a la tierna edad de tres años, su impresionante lista de logros y una igualmente larga lista de arrestos, robos y otros incidentes pintan el cuadro de una vida vivida al límite. En algunos aspectos, Lindsay Lohan ahora parece un reflejo físico de sus intensas y concentradas experiencias de vida.

Desde lo que he observado, los extremos y los intentos de acelerar la vida a menudo dejan su huella en la salud y el envejecimiento. Una vida vivida a toda velocidad puede ser rica, pero más corta, en contraste con una que es constante, bien medida y duradera.

En un estilo de vida vertiginoso, a menudo “no hay tiempo” para lo esencial; las cosas que son cruciales para la longevidad, la salud y el autocuidado tienden a quedar en un segundo plano. Parece que, atrapada en un ciclo emocional difícil, la joven Lohan se encontró atrapada en un círculo vicioso de dependencias, con poco enfoque en cuidarse a sí misma. Combinado con inyecciones “mágicas”, soluciones rápidas y cambios externos temporales, esto la llevó a evitar enfrentarse a sí misma y, en cambio, intentar reinventarse a través de medidas de emergencia.

El daño a su salud y apariencia puede ser irreversible, pero quizás en la paz y soledad que ha encontrado, Lindsay ha descubierto una nueva fórmula para cuidar lo que tiene. Quién sabe, podríamos ver a una Lindsay radiante y pelirroja, verdaderamente en paz consigo misma.