Un pequeño apartamento no es solo un espacio reducido, sino un desafío para la creatividad. Sus propietarios lograron convertirlo en un lugar funcional, luminoso y moderno, inspirándose en el minimalismo y el estilo escandinavo. La superficie limitada exigía una planificación cuidadosa para organizar el almacenamiento. Por ello, se decidió trasladar la mayoría de los sistemas de almacenamiento al pasillo, liberando así la zona de estar.

El diminuto baño y aseo resultaban incómodos, por lo que se optó por unirlos. Esta decisión mejoró significativamente la ergonomía del espacio, aportando más luz y comodidad. La sala de estar se veía abarrotada de muebles, así que se eligieron tonos claros para las paredes, se colocó un laminado ligero y se despejó el espacio, logrando un ambiente más aireado.

El área de descanso se integró de manera orgánica en el diseño, creando un nicho para la cama con un revestimiento suave que aporta calidez. Para que la cocina se percibiera más amplia y luminosa, se eliminaron los armarios superiores y se colocó el mobiliario en una sola línea. La zona de comedor se destacó con una mesa minimalista de patas gráficas y sillas con tapicería vibrante, convirtiéndose en un punto focal del diseño. La iluminación fue cuidadosamente elegida para que las lámparas modernas y una elegante mesita de noche complementaran armoniosamente el concepto general.

Aunque no se usaron armarios tradicionales, se creó un sistema de almacenamiento eficiente en el pasillo, aprovechando cada rincón disponible de la manera más racional posible. El baño se decoró en tonos grises neutros, se ocultaron todas las instalaciones y la planificación detallada añadió un toque de sofisticación y confort al espacio.

Como puedes ver, transformar un apartamento pequeño de aproximadamente 30 metros cuadrados en un hogar moderno, elegante y funcional es totalmente posible. Gracias a un enfoque meticuloso, cada metro cuadrado se utiliza de la manera más eficiente, creando un espacio cómodo y acogedor.