Christopher Reeve alcanzó la fama internacional por su icónica interpretación de Clark Kent en la exitosa serie de películas de “Superman”, ganándose el corazón del público mundial con su inolvidable actuación. Su camino hacia el encuentro con su futura esposa comenzó a través de su pasión compartida por las artes escénicas. Una noche, mientras tomaba un descanso del trabajo, Reeve asistió a un show de cabaret, donde se sintió atraído de inmediato por una talentosa artista llamada Dana Morosini.

Conquistar el afecto de Dana no fue inmediato, pero con determinación y encanto, Reeve finalmente logró ganarse su corazón. La pareja se casó en 1992 y, más tarde ese año, dieron la bienvenida a su hijo, William Reeve, al mundo.

En 1995, la vida de Reeve cambió drásticamente cuando un accidente durante un evento ecuestre en el que participaba lo dejó paralizado desde el cuello hacia abajo.

Ante esta realidad que alteraba su vida, Reeve se preocupaba por cómo su familia se adaptaría. El director de su equipo de cuidados reflexionó en voz alta sobre cómo gestionarían la vida diaria, lamentando: “No podremos hacer las cosas que solíamos hacer”.

Reeve también luchaba con la preocupación de cómo podría mantener económicamente a su familia, especialmente sintiendo tristeza por sus dos hijos mayores, Matthew y Alexandra, de una relación anterior. En el momento de su accidente, ellos solo tenían 15 y 11 años.

Después de recuperar la conciencia en el hospital, Reeve se vio envuelto en la desesperación y, en un momento de vulnerabilidad, consideró acabar con su vida. En ese momento, le preguntó a Dana si estaría dispuesta a dejarlo ir. Sin dudar ni un segundo, Dana respondió con un amor inquebrantable y convicción, diciendo: “Sigues siendo tú, y te amo”.