De galán de Hollywood a completamente transformado: ¿Puedes reconocer a este actor icónico que cautivó a millones?

Los transeúntes de Beverly Hills se llevaron recientemente una divertida sorpresa al ver a Mickey Rourke paseando junto al estilista de celebridades Giuseppe Franco, luciendo como si hubieran salido directamente del set de Zoolander. Su vestimenta extravagante, digna de una sátira de pasarela, los hacía parecer versiones vivientes de los icónicos personajes Derek Zoolander (Ben Stiller) y Hansel (Owen Wilson). Con su melena rubia despeinada y un look audaz, Mickey evocaba claramente la vibra relajada y excéntrica de Hansel. Por su parte, Giuseppe aportó elegancia con un conjunto negro impecable y una cabellera voluminosa que bien podría haber protagonizado cualquier parodia de la alta costura.
Ambos irradiaban esa energía exagerada tan característica del clásico de culto del 2001 que se burlaba del mundo del modelaje. Desde sus atuendos exagerados hasta la forma segura en que caminaban por la acera, parecía una escena de Blue Steel hecha realidad. Mickey no dejó pasar la oportunidad de lucir sus accesorios característicos: un gran crucifijo colgaba de su pecho semidescubierto, aportando dramatismo a su estilo rebelde. A sus 65 años, el antiguo galán del cine de los 80 continúa rompiendo esquemas con su estética atrevida, usando su cruz sobredimensionada como un símbolo de identidad, fe y orgullo espiritual, en honor a su catolicismo de toda la vida.
Aunque muchos lo recuerdan por sus papeles intensos en dramas eróticos como Orquídea Salvaje (donde compartió pantalla con su entonces pareja Carré Otis), la vida de Rourke ha estado lejos de ser sencilla. Aclamado en su juventud por su atractivo rudo, su incursión en el boxeo profesional marcó su rostro para siempre. Varios intentos quirúrgicos por corregir los daños acabaron empeorando su apariencia. El propio actor ha sido muy abierto al respecto: “Me rompí la nariz dos veces, me operaron cinco veces, y también necesitaron reconstruirme el pómulo. Usaron cartílago de mi oreja para reparar la nariz… y aun así, el tejido cicatricial no sanaba bien”. Como si fuera poco, también pasó por una dolorosa intervención para las hemorroides, que él mismo describió como “una de las experiencias más dolorosas de su vida”… aunque aclaró que nada se compara con sus otras cirugías.
Entre 1991 y 1994, Rourke volvió brevemente al boxeo, participando en ocho combates, con seis victorias y dos empates, la mayo
ría contra rivales poco conocidos. En 2014 volvió al ring para una pelea de exhibición, que ganó por nocaut, aunque posteriormente se rumoreó que el combate pudo haber estado arreglado. Sin embargo, más allá de los golpes físicos y emocionales, Mickey Rourke sigue siendo un símbolo de tenacidad. Ya sea caminando por las calles de Los Ángeles con un estilo salido de un desfile de moda o hablando abiertamente sobre sus heridas del pasado, él se niega rotundamente a pasar desapercibido o retirarse en silencio del espectáculo.
Su reciente aparición junto a Franco, con ese aire involuntario de modelos de Zoolander, fue un recordatorio divertido de que la moda —al igual que la fama— siempre vuelve. Y en el caso de Rourke, ese retorno es siempre más excéntrico que el anterior.