Una joven heredó un apartamento de una habitación en un edificio antiguo. El lugar estaba en un estado deplorable: papel tapiz oscuro, linóleo hinchado, y plomería vieja. La joven decidió no venderlo y remodelarlo completamente, preservando su valor histórico y el legado de su familia.

Así era el apartamento ANTES: La superficie total del apartamento es de 37 m². La habitación principal tiene 19 m², y la cocina, 9 m². Lo primero que hizo la propietaria fue recurrir a un diseñador que la ayudó con los planos para la nueva distribución y el diseño de su nuevo hogar.

Parte de la habitación se separó mediante un tabique, creando un dormitorio. Para ahorrar espacio, se utilizó una puerta corredera. También se incorporó un armario en el dormitorio. En esta zona, se usó papel tapiz con un acento brillante para crear un ambiente acogedor y relajante.

El mobiliario de la cocina fue hecho a medida, en un estilo sobrio. En el comedor, la anfitriona mantuvo la vieja mesa y sillas, que le dan al interior un toque vintage. En el baño y el WC se instaló nueva plomería, pero permanecieron separados. Esta solución hace que el espacio sea más funcional y cómodo.