Con la cirugía estética avanzando constantemente y volviéndose más accesible, el deseo de mantener una apariencia juvenil y emular a íconos de celebridades ha crecido enormemente. Para el dúo madre e hija Georgina Clark y Kayla Morris, este deseo tomó una forma muy específica: querían parecerse exactamente a su ídolo, la modelo Katie Price. Su admiración por los rasgos de muñeca de Price inspiró un viaje compartido para transformar sus apariencias y lograr un parecido impactante.

Kayla, con apenas 17 años en ese momento, decidió que quería someterse a cambios estéticos, y su madre, Georgina, compartía el mismo objetivo. Juntas trabajaron para reunir los fondos necesarios para su transformación. Finalmente, la pareja gastó \$86,000 en procedimientos que incluían aumento de senos, realce de labios y mejillas, y tratamientos dentales, todo diseñado para emular el look distintivo de Price. Su compromiso con la transformación iba mucho más allá de simples retoques cosméticos.

Para financiar estos costosos procedimientos, Kayla consiguió un trabajo como bailarina exótica y un patrocinador que apoyara sus metas. Georgina expresó abiertamente su orgullo por la determinación de su hija, enfatizando que no le preocupaba la manera en que se ganaba el dinero, siempre y cuando les ayudara a alcanzar su sueño compartido. Su colaboración destacaba la intensidad de su compromiso con la transformación.

Además de la cirugía, Georgina y Kayla invirtieron en otros tratamientos de belleza para completar la ilusión. Gastaron \$8,000 adicionales en sesiones de solárium para lograr el bronceado perfecto y modificaron la longitud y el estilo de su cabello para imitar el look icónico de Price. Estos pasos adicionales reforzaban su convicción de que una verdadera transformación requería atención a cada detalle, desde los rasgos faciales hasta el cabello y el tono de piel.

A pesar de los cambios extensos ya realizados, madre e hija no tienen planes de detenerse. Continúan visitando cirujanos para mejoras adicionales, convencidas de que aún no han alcanzado el parecido definitivo. Para Kayla, parte del orgullo en su viaje proviene de ayudar a su madre a cumplir un sueño de toda la vida: encarnar la estética glamurosa de Katie Price.