Los vecinos pensaban que Wayne Martin había perdido la cabeza. Al principio, no podían entender por qué había excavado un enorme agujero en su jardín. Luego, algunos conocidos especularon que estaba planeando construir una piscina. Pero a medida que Martin continuaba su trabajo, quedó claro que su ambición era algo completamente diferente. La verdadera naturaleza de su proyecto permaneció en secreto hasta el final.

Después de cavar el agujero en su propiedad, Wayne adquirió un contenedor de envío. Logró comprar uno barato, lo que lo complació mucho. Su idea era crear el escondite subterráneo perfecto, un espacio multifuncional. A continuación, una foto del contenedor donde todo comenzó. Wayne primero selló el contenedor y luego instaló una puerta común, con el requisito crucial de que abriera hacia adentro.

Luego, Martin se centró en la profundidad del agujero. Su plan requería que fuera 60 centímetros más profundo que la altura del contenedor. Además, colocó una capa de grava fina de 15 centímetros en el fondo. Wayne luego hizo un agujero especial para una bomba de pozo e instaló escalones de concreto, con el escalón superior a nivel con el techo del contenedor.

El resultado fue un excelente espacio multifuncional que podría servir como refugio o bodega para almacenar alimentos y vino. La belleza de tal contenedor es su versatilidad; ofrece un amplio almacenamiento y puede incluso sustentar a alguien durante unos días en una emergencia. Cuando Martin mostró su creación a vecinos y amigos, quedaron asombrados e impresionados con su obra maestra.

Muchos querían replicarla. Wayne generosamente dibujó un plan, detallando los pasos para crear un espacio subterráneo asequible. En sus instrucciones, cubrió todos los aspectos cruciales que había aprendido durante la construcción, ofreciendo valiosos consejos para aquellos que desean seguir sus pasos.

Recomendó utilizar la mayor cantidad posible de concreto y asegurar un techo resistente. Aunque los refugios en la década de 1960 no eran muy confiables, hoy en día las personas tienen un mayor acceso a diversos recursos e información valiosa, lo que hace posible crear espacios subterráneos seguros.