Leandro de Souza, conocido en su momento como “el hombre más tatuado de Brasil”, está viviendo una transformación asombrosa que ha captado la atención de miles de personas. En la cima de su fama, el 95 % de su cuerpo estaba cubierto de tinta, convirtiéndolo en un lienzo viviente admirado en exposiciones de tatuajes. Pero tras años de dificultades personales, incluyendo problemas de adicción y un periodo de vida en la calle, Leandro decidió tomar un nuevo rumbo, decidido a reconstruir tanto su imagen como su vida.

Su pasión por los tatuajes comenzó muy joven: con apenas 13 años, inspirado por íconos del rock como Nirvana y Guns N’ Roses, se hizo su primera pieza de tinta. Con el tiempo, su arte corporal se convirtió en un audaz manifiesto de rebeldía y devoción por la música, llegando a ganarse el título del hombre más tatuado de Brasil en la Santa Rosa International Tattoo Expo. Sin embargo, en 2023, tras acercarse a la fe evangélica, Leandro reconoció que ya no se sentía cómodo con su apariencia tan tatuada, describiéndola como “una atracción de circo”.

Decidido a cambiar, inició el arduo proceso de eliminación de tatuajes con láser. Los tratamientos, que descomponen la tinta para que el cuerpo la elimine gradualmente, son largos y dolorosos. Leandro ha sido sincero sobre las dificultades, admitiendo que los procedimientos “duelen mucho”, pero insistiendo en que ese dolor es parte de “el precio de las cosas que hice en el pasado”. A través de su Instagram, donde más de 530.000 seguidores siguen su progreso, comparte tanto los retos como las pequeñas victorias de esta transformación.

Las sesiones de eliminación son exigentes: cada tratamiento en su rostro dura entre 30 y 40 minutos y combina tres tipos diferentes de láser. El esfuerzo no es solo físico, sino también económico, hecho posible gracias a las donaciones de sus seguidores en línea. El equipo médico encargado de los tratamientos ha expresado su orgullo por ayudar a Leandro, afirmando que su labor va más allá de la apariencia, permitiéndole “recuperar su dignidad”.

Ahora, con gran parte de su rostro libre de tinta, el nuevo aspecto de Leandro ha generado admiración generalizada. Sus seguidores elogian tanto su valentía como su renovada imagen, viendo en su camino un poderoso símbolo de resiliencia y renacimiento. De cara al futuro, sus objetivos más importantes no son la fama ni la atención mediática, sino la estabilidad: conseguir un trabajo estable y mantener a su hijo de 10 años y a su madre, quien actualmente vive en un hogar de ancianos.