Mike Farrell, ahora de 83 años, y Alan Alda, de 86, siguen siendo dos de las figuras más queridas de la historia de la televisión, siempre vinculados a sus papeles icónicos en la serie clásica MASH*. El programa, que se emitió de 1972 a 1983, combinaba humor, drama y comentarios sociales para retratar la vida en un Hospital de Cirugía Móvil durante la Guerra de Corea. Farrell y Alda infundieron calidez, inteligencia y complejidad a sus personajes, convirtiendo la serie en un referente cultural.

Alan Alda, quien interpretó al ingenioso y compasivo Capitán Benjamin “Hawkeye” Pierce, se convirtió en el corazón de MASH*. Su impecable sentido del humor, profundidad emocional y sensibilidad moral le permitieron equilibrar con maestría el humor y la tragedia del programa. Más allá de la actuación, Alda también contribuyó como guionista y director en varios episodios, definiendo el tono de la serie y asegurando su vigencia. Su Hawkeye sigue siendo un ejemplo de interpretación televisiva, combinando encanto, vulnerabilidad e integridad.

Mike Farrell se unió al elenco en 1975 como el Capitán B.J. Hunnicutt, reemplazando al personaje interpretado por Wayne Rogers. Su papel aportó una nueva dinámica a la serie, destacando la lealtad, inteligencia y un humor sutil. La presencia reflexiva y equilibrada de Hunnicutt complementaba al exuberante Hawkeye, creando una química en pantalla que se volvió inolvidable. La interpretación de Farrell fue ampliamente elogiada por agregar profundidad y matices a la serie, consolidándolo como un pilar del éxito de MASH*.

Fuera de cámara, ambos han llevado vidas marcadas por la defensa de causas y el compromiso personal. Mike Farrell se ha destacado como activista en derechos humanos, bienestar animal y justicia social, utilizando su fama para impulsar cambios. Alan Alda, por su parte, ha promovido la comunicación científica y la educación pública, demostrando un compromiso por emplear su influencia en beneficio de la sociedad. Su labor fuera de la actuación refleja la misma integridad y reflexión que aportaron a sus personajes.

Hoy, el legado de Mike Farrell y Alan Alda perdura no solo a través de MASH*, sino también por sus contribuciones a la cultura, la acción social y la vida pública. Décadas después del final de la serie, el público sigue celebrando las actuaciones que hicieron de Hawkeye y B.J. nombres familiares. Su amistad duradera, talento e influencia son un recordatorio del poder de la televisión para entretener, inspirar y provocar reflexión, consolidando su estatus como auténticas leyendas de la pantalla chica.