Estudiantes diseñan un cochecito especial adaptable a silla de ruedas para que un papá con discapacidad pueda pasear con su hijo: ¡momentos que conmueven!

Para muchos padres, actividades sencillas como salir a pasear con su bebé en el cochecito representan momentos llenos de significado que fortalecen los lazos familiares. Pero para Jeremy King, un papá que depende de una silla de ruedas debido a una condición neurológica, esos momentos resultaban difíciles de vivir. Tras una cirugía cerebral que afectó su habla y equilibrio, Jeremy quedó con limitaciones físicas que le impedían encontrar un accesorio adecuado para pasear a su hijo sin ayuda. Fue entonces cuando su esposa, Chelsie King, profesora en Bullis School, buscó una solución creativa dentro de su propia comunidad escolar.
Chelsie compartió su desafío con un grupo de estudiantes de Bullis que participaban en un club dedicado a innovar para mejorar vidas. Les planteó una misión real: diseñar un dispositivo que permitiera a un padre en silla de ruedas empujar un cochecito de forma segura. Los estudiantes, motivados por la historia y el reto, se volcaron en la tarea con empatía y creatividad. Lo que empezó como un gesto para ayudar a la familia de su profesora, se convirtió en una invención revolucionaria con potencial global.
El fuerte deseo de Jeremy de participar plenamente en la vida de su hijo recién nacido impulsó aún más la búsqueda de una solución. Para él, salir a caminar con su bebé no era un simple paseo: era una forma de afirmar su rol como padre y recuperar su independencia. Ante la ausencia de un producto comercial que se ajustara a sus necesidades, el trabajo de los estudiantes cobró un valor aún más profundo. Conociendo personalmente a quien enfrentaba este obstáculo, su compromiso se transformó en una misión.
Guiados por Matt Zigler, director del Laboratorio de Innovación y Tecnología de la escuela, los alumnos del curso “Creando para el Bien Social” colaboraron en distintos prototipos. Divididos en equipos, probaron múltiples diseños hasta lograr una versión final que unía lo mejor de cada uno. Así nació el WheeStroll, un accesorio que conecta de forma segura una silla de coche para bebé a una silla de ruedas. Para Jeremy, poder finalmente caminar junto a su hijo con esta herramienta fue una experiencia cargada de emoción y poder, devolviéndole un pedacito de la vida cotidiana que tanto valoraba.
El impacto del WheeStroll trascendió a la familia King. El equipo de estudiantes que lo creó recibió reconocimiento internacional y ganó dos importantes premios por su diseño inclusivo y sensible. Su logro es una inspiradora muestra de cómo la innovación juvenil, cuando se combina con empatía y trabajo en equipo, puede cambiar vidas. Gracias a su ingenio y solidaridad, no solo cumplieron el sueño de un padre, sino que abrieron el camino hacia una crianza más accesible para muchas familias con discapacidades en todo el mundo.