Ícono de belleza de Hollywood que enfrentó una enfermedad genética y fue excluida de la secuela: ¡Su nombre y su historia!
Kelly McGillis, la icónica actriz conocida por su papel en Top Gun (1986), dio un paso atrás en su exitosa carrera en Hollywood para priorizar la crianza de sus dos hijas. En el apogeo de su fama, Kelly decidió que la familia era lo primero, dejando los reflectores para abrazar una vida más equilibrada. Sin embargo, esta decisión no estuvo exenta de desafíos. Durante este tiempo, fue diagnosticada con el trastorno alfa-1 antitripsina, una enfermedad genética que afecta los pulmones y el hígado. A pesar de esto, encontró consuelo en su decisión de alejarse del brillo y glamour de Hollywood, sintiéndose agradecida por la oportunidad de enfocarse en su salud y en su familia.
Antes de la fama de Top Gun, Kelly trabajó en varios empleos temporales, incluyendo como camarera, mientras perseguía su sueño de ser actriz. Su persistencia dio frutos cuando consiguió un papel en Reuben, Reuben (1983), lo que eventualmente la llevó a una destacada actuación en Witness (1985). Fue su papel como Charlie Blackwood en Top Gun lo que la convirtió en un nombre reconocido en todo el mundo, dándole un reconocimiento generalizado en la industria. A pesar del éxito, Kelly sentía inseguridad sobre su identidad y fama, lo que la llevó a alejarse de la actuación para redescubrirse a sí misma y sus valores.
En entrevistas, Kelly ha reflexionado sobre su decisión de dejar Hollywood en el punto máximo de su carrera, mencionando el deseo de encontrar su autoestima fuera de los papeles que interpretaba. Comentó que el abrumador éxito de Top Gun la hizo sentirse perdida e intimidada, sin saber en quién confiar en un mundo que a menudo parecía estar movido por la fama. Al comenzar esta nueva etapa de su vida, se centró en su sobriedad, en su crecimiento personal y en criar a sus hijas, Kelsey y Sonora, en Key West, Florida, donde ella y su esposo abrieron un restaurante.
Aunque Kelly no regresó al nivel de fama que tuvo antes de abandonar Hollywood, encontró satisfacción en sus nuevos roles como madre, profesora y defensora. Habló abiertamente sobre sus luchas con la adicción y se dedicó a ayudar a otras mujeres que pasaban por desafíos similares. También descubrió pasatiempos como la jardinería, el tejido y las caminatas con sus perros, encontrando paz y contento en su vida cotidiana. Su camino no estuvo exento de dificultades personales, incluyendo un divorcio en 2002, pero Kelly se mantuvo enfocada en sus hijos y su bienestar personal.
En los últimos años, Kelly ha vuelto gradualmente a la pantalla, tomando roles que reflejan su evolución profesional y personal. Desde sus apariciones en Stake Land (2010) y We Are What We Are (2014) hasta su papel en Dirty John (2020), Kelly abrazó una nueva fase en su carrera actoral, sin sentir la presión de recuperar su éxito pasado. A través de todas sus transformaciones, Kelly ha seguido siendo un símbolo de resiliencia, autenticidad y crecimiento personal, inspirando a otros con su capacidad de equilibrar la familia, la salud y la carrera.