La desgarradora razón por la que este diminuto chihuahua fue dejado en un refugio: ¡Descubre qué pasó después!

 La desgarradora razón por la que este diminuto chihuahua fue dejado en un refugio: ¡Descubre qué pasó después!

En Estados Unidos, abandonar una mascota en un refugio no es tan sencillo como dejarla y marcharse. El proceso requiere papeleo, incluida una razón válida para entregar al animal. En el caso de los perros, la justificación más común suele ser algo como “agresividad incontrolable”. Al fin y al cabo, escribir “no puedo permitírmelo” o “me aburrí de él” no generaría mucha simpatía entre los defensores de los animales.

Sí, ese es él: Quarter, el supuesto perro feroz con una reputación que lo precedía. El personal del refugio tenía dudas, pero las normas son las normas. La tendencia de un perro a morder no es necesariamente su culpa; el entrenamiento y la personalidad juegan un papel crucial. Ambos pueden corregirse con el cuidado adecuado, pero antes de eso, Quarter debía pasar por una cuarentena obligatoria. Así es el protocolo para perros etiquetados como “agresivos”.

La cuarentena significaba semanas de confinamiento en una jaula, aislado de humanos y otros perros. El refugio no se hacía responsable de lo que ocurriera durante este tiempo, ya que normas estrictas rigen el manejo de animales considerados peligrosos. Después de tres semanas, Quarter finalmente fue llevado al veterinario para un chequeo, marcando el siguiente paso: prepararlo para la adopción. Pero, ¿cómo había sobrellevado el pequeño su tiempo en aislamiento?

Resultó que Quarter ni siquiera era su verdadero nombre. Solo era un apodo en referencia a su linaje mestizo. Oficialmente, estaba registrado como Teddy y fue enviado a casa con un miembro experimentado del refugio para observación. Fue entonces cuando la verdad salió a la luz: Teddy no era agresivo en absoluto. De hecho, era la imagen misma de la timidez y la necesidad de afecto. Si algo lo definía, era el miedo y el anhelo de una familia amorosa.

Y así, Teddy encontró un hogar y se mudó a otro estado. Para el personal del refugio, esto fue un recordatorio más de una triste realidad: no hay límite para las excusas que la gente inventa cuando adopta impulsivamente y luego decide abandonar a un animal. Pero para Teddy, este fue el comienzo de un capítulo mucho más feliz.

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