La supermodelo sudanesa Anok Yai se ha convertido en una de las caras más codiciadas de la industria de la moda en la actualidad. En 2023, fue nombrada “Modelo del Año” y, en 2024, alcanzó el título de top model en Estados Unidos. Su éxito es un reflejo de su increíble ética de trabajo, dedicación y talento, demostrando que el esfuerzo y la perseverancia pueden abrirse camino hasta lo más alto del mundo del modelaje.

Anok Yai nació el 20 de diciembre de 1997 en El Cairo, en el seno de una familia numerosa originaria de Sudán del Sur. Su familia huyó del genocidio en su país natal y se estableció en Estados Unidos en 2001, enfrentando inicialmente condiciones difíciles en viviendas públicas. Más tarde se mudaron a Manchester, New Hampshire, en busca de mejores oportunidades para los refugiados. Su madre trabajaba como enfermera y su padre como trabajador en organizaciones benéficas, mientras Anok ayudaba a cuidar a sus hermanos menores y contribuía en todo lo que podía al hogar.

A pesar de las dificultades económicas, los padres de Anok priorizaron la educación, animándola a estudiar con empeño y a ahorrar para su futuro. Durante la secundaria trabajó como limpiadora y más tarde se inscribió en la Universidad de Plymouth con la meta de convertirse en doctora. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando un fotógrafo callejero capturó su impactante imagen, la cual se volvió viral en redes sociales y llamó la atención de agencias de modelaje. Tras recibir múltiples ofertas, firmó con Next Model Management, dando inicio a su carrera profesional.

Anok rápidamente alcanzó fama internacional, haciendo historia como la primera modelo sudanesa —y la segunda modelo negra después de Naomi Campbell— en abrir un desfile de Prada. Participó en campañas para Prada SS 2018 y Nike by Riccardo Tisci, y desfiló para marcas prestigiosas como Ralph Lauren, Louis Vuitton y Versace. Su imagen apareció en portadas de las principales revistas de moda, consolidándola como una de las representantes más prometedoras de la nueva generación de modelos. Aunque inicialmente dejó sus estudios universitarios para dedicarse al modelaje, la determinación y talento de Anok la han llevado a alturas extraordinarias.

Lo que distingue a Anok Yai en una industria dominada por mejoras artificiales de belleza es su apariencia natural. En un mundo donde el Botox, los rellenos y el Photoshop predominan, la autenticidad de Anok resulta impactante. Sus labios naturalmente carnosos, pómulos definidos y ojos expresivos la convierten en una presencia rara y refrescante en la moda. Su belleza natural, combinada con profesionalismo y determinación, ha consolidado su estatus como un verdadero ícono del modelaje contemporáneo.