Jean-Claude Van Damme, conocido mundialmente como “los músculos de Bruselas”, es una de las figuras más emblemáticas del cine de acción de finales del siglo XX. Famoso por su dominio de las artes marciales, sus espectaculares patadas y su físico esculpido, conquistó al mundo durante las décadas de 1980 y 1990. Películas como Contacto sangriento, Kickboxer y Soldado universal lo convirtieron en un nombre familiar, seduciendo al público con una mezcla explosiva de carisma, atletismo y energía pura. Para muchos, Van Damme fue la respuesta europea a los grandes héroes de acción de Hollywood.

Nacido en Bélgica en 1960, Jean-Claude comenzó a entrenar artes marciales desde temprana edad, y a los 18 ya tenía cinturón negro en karate. Impulsado por su sueño de triunfar en el cine, se mudó a Estados Unidos con poco dinero y casi sin saber inglés. Durante años sobrevivió con trabajos ocasionales y papeles menores, hasta que su perseverancia dio frutos en 1988 con Contacto sangriento, una película de bajo presupuesto que se convirtió en un éxito de culto. Su increíble flexibilidad, su intensidad ante la cámara y su auténtico historial como luchador lo diferenciaron del resto.

Durante los años 90, protagonizó una seguidilla de éxitos como Doble impacto, Timecop y Blanco humano. A menudo interpretaba personajes con doble identidad o héroes que viajaban en el tiempo, lo que le permitió mostrar no solo sus habilidades físicas, sino también una sorprendente capacidad emocional. Sin embargo, fuera del set, Van Damme enfrentaba serios desafíos personales: luchas con adicciones y problemas legales que, sumados a los cambios en la industria, provocaron una pausa en su popularidad a principios de los 2000.

Lejos de rendirse, Van Damme apostó por reinventarse y reírse de sí mismo. En 2008 sorprendió al mundo con JCVD, una película semi-autobiográfica que fue aclamada por la crítica y que reveló un lado más humano y vulnerable del actor. Más tarde regresó a la acción con fuerza en Los Indestructibles 2, compartiendo pantalla con otras leyendas del género, y prestó su voz en películas animadas como Kung Fu Panda 2, demostrando su versatilidad y vigencia.

Hoy en día, Jean-Claude Van Damme es símbolo de disciplina, tenacidad y fama internacional. Ya sea haciendo un split entre dos camiones en movimiento para un anuncio viral o hablando abiertamente sobre su pasado, ha sabido mantenerse auténtico y admirado. Su legado como artista marcial y estrella de cine continúa inspirando a fans y luchadores de todo el mundo, demostrando que con corazón, perseverancia y una buena patada giratoria, todo es posible.