Marie Osmond, una figura muy querida en el mundo del espectáculo, alcanzó la fama desde temprana edad gracias a sus presentaciones junto a su familia musical y su inolvidable participación en el programa de variedades Donny & Marie. Además de sus logros profesionales —como su exitoso tema country-pop “Paper Roses”— Marie se siente especialmente orgullosa de su papel como madre dedicada de ocho hijos y abuela de ocho nietos. Mientras su carrera brillaba, su vida personal transitaba por un camino de altibajos, con momentos de dolor y redención, siendo uno de los más conmovedores su reencuentro amoroso con su primer esposo, Stephen Craig.

Su segundo matrimonio con Brian Blosil se prolongó por veinte años, aunque estuvo marcado por la infelicidad. En 2005, un incendio en su casa fue el detonante que la llevó a replantearse su vida y tomar la decisión de poner fin a esa relación. Más tarde confesó que quizá se había precipitado al casarse nuevamente tras su primer divorcio, aún afectada por la separación de Craig. Luego de su divorcio, un inesperado reencuentro con Stephen —gracias a su hijo en común, también llamado Stephen— reavivó viejos sentimientos y la llevó a reconsiderar lo que realmente importa en una relación.

Aunque al principio se mostró cautelosa ante la idea de volver a casarse, Marie encontró consuelo y compañía en esa relación renovada con Craig, a quien llegó a describir como su mejor amigo. El momento decisivo llegó en 2011, cuando su hijo Stephen se preparaba para su propia boda. Queriendo asistir como una pareja casada, Marie y Craig decidieron volver a darse el “sí, acepto” unos meses antes. En un giro emotivo, Marie encontró su vestido de novia original en el garaje justo días antes de la ceremonia… y decidió usarlo una vez más.

A pesar de que el vestido no era del todo cómodo, elegir ponérselo nuevamente fue una decisión cargada de significado. Para Marie, simbolizaba cómo su amor había cerrado un ciclo. Incluso escogió el 4 de mayo como fecha de la boda, en honor al cumpleaños de su madre y de su hijo Michael, ya fallecidos, integrando así su memoria en un día lleno de alegría. Marie ha compartido en múltiples ocasiones el profundo valor emocional de esta unión, asegurando que su historia juntos estaba escrita por el destino y que el tiempo separados los ayudó a convertirse en las personas que debían ser el uno para el otro.

Desde entonces, Marie no ha dejado de expresar su felicidad y amor por Craig, llamándolo con frecuencia “el amor de mi vida”. Su historia —llena de desafíos personales, sanación y amor reencontrado— nos recuerda que las relaciones más auténticas pueden renacer incluso después de los caminos más difíciles. Con fe y fortaleza, Marie Osmond abrazó esta segunda oportunidad en el amor, demostrando que la verdadera felicidad a veces llega cuando menos se espera.