En Idaho, una joven estaba almorzando con su familia cuando, en un momento dado, dos mujeres mayores sentadas en una mesa vecina le entregaron una nota. Ella no podía creer el mensaje desagradable escrito en una dulce hoja de papel rosa.

Katy Leach no estaba particularmente preocupada por quienes la rodeaban. Todo lo que quería era pasar un rato de calidad con su familia y su hijo de 10 meses. El bebé estaba haciendo lo que hacen los bebés cuando están felices: aplaudiendo, riendo y, de vez en cuando, gritando. “Estaba emocionado mientras todos le deseaban un feliz cumpleaños. Cuando una de las camareras se acercó, él gritó fuerte para decir hola,” explicó Katy. “Todos intentamos calmarlo, pero la mayor parte del tiempo estaba simplemente abrumado por toda la emoción. No estaba llorando por enojo o ira, sino simplemente de alegría y emoción.” Katy también mencionó que el bebé no lloraba constantemente, sino solo en momentos de emoción intensa. A sus 10 meses, aún no entiende cómo comportarse adecuadamente en público.

En un momento, las dos mujeres, que parecían estar en sus 50 o 60 años, se acercaron a Katy y le entregaron una nota antes de regresar a su mesa. Katy estaba atónita por la audacia de estas impacientes mujeres, que claramente carecían de compasión y comprensión al expresar su opinión por escrito.

“Gracias por arruinar nuestra cena con tu hijo que grita. Atentamente, la mesa de atrás,” decía la brillante nota rosa. La joven madre estaba desconcertada por estas palabras. Intentó rectificar la situación y defenderse a sí misma y a su hijo. Katy se acercó a la mesa de las mujeres mayores y explicó que el bebé todavía estaba aprendiendo cómo comportarse adecuadamente en público.

Las mujeres respondieron comparando a sus nietos con el hijo de Katy, afirmando que los suyos nunca se comportarían de esa manera. Pero si sus nietos se comportan bien, seguramente no es por culpa de sus disgustadas abuelas, quienes creen tener el derecho de intervenir en la vida de los demás y dar lecciones de crianza a extraños. Katy se quejó al gerente del restaurante. Al escuchar lo que había sucedido, él quedó tan sorprendido como ella. El gerente dijo que la comida sería cubierta por el restaurante y que serían bienvenidos para comer allí con Drew en cualquier momento.

Texas Roadhouse entiende que las familias con niños también quieren salir a comer, y han creado un ambiente perfecto para eso. Las mujeres groseras estaban equivocadas al pensar que podían dictar cómo deberían criar los hijos los demás. Claramente, no habían pasado suficiente tiempo con sus propios nietos para entender lo impredecible que pueden ser los bebés.