¡Perdió 100 kg y logró una impresionante figura de 64 kg!: ¡Mira las impactantes fotos del antes y después!

En su punto máximo, Sasha pesaba 162 kg (357 lbs), un peso que parecía predestinado por una infancia marcada por los excesos. Su lucha comenzó a los tres años, cuando un desequilibrio hormonal—posiblemente agravado por una familia que celebraba el amor con pasteles, tartas y comida rápida—la encaminó hacia un aumento de peso acelerado. Para el día de su graduación de la secundaria, ya había superado los 100 kg. A pesar de su tamaño, Sasha era socialmente vibrante y alegre, pero bajo esa fachada se escondía una tristeza silenciosa; rodeada de amigos, se sentía invisible ante los intereses románticos que siempre se inclinaban hacia sus compañeros más delgados.

El punto de inflexión no llegó lentamente, sino como una “descarga eléctrica” provocada por una báscula de baño. Retada por una amiga a pesarse, ver el número 162 la obligó a enfrentar la cruda realidad de su salud. Comenzó con un experimento modesto: perder apenas 10 kg cambiando la pizza por trigo sarraceno y media torta por una sola porción. Al alcanzar ese primer hito en dos meses, la chispa de posibilidad se transformó en una llama de ambición. Buscó a un entrenador profesional que no la viera como un caso perdido, sino como un proyecto comprometido, y juntos emprendieron la ardua tarea de redefinir sus límites físicos.

El segundo año de Sasha estuvo marcado por un cambio psicológico completo respecto a la alimentación. La pechuga de pollo, el pescado y el requesón dejaron de ser “comida de dieta” para convertirse en un estilo de vida que realmente disfrutaba, aunque encontró un desalentador estancamiento al llegar a los 100 kg. En lugar de rendirse, aplicó una precisión matemática a su recuperación, reduciendo su ingesta calórica otro 10 % y aumentando la intensidad de sus entrenamientos. Para el tercer año, era una habitual del gimnasio, entrenando casi todos los días. La chica que alguna vez se escondió detrás de una máscara alegre había sido reemplazada por una atleta que había perdido 70 kg y descubierto un renovado sentido de autoestima.

A medida que el peso continuaba desapareciendo, acercándose a los 70 kg, Sasha enfrentó un nuevo obstáculo: las secuelas físicas de su antiguo cuerpo. La pérdida drástica de peso deja un exceso significativo de piel que ningún ejercicio puede tensar, recordándole dolorosamente su pasado. A pesar de la incomodidad y el costo, perseveró, encontrando finalmente el amor y manteniendo su disciplina hasta alcanzar los 65 kg. Su viaje solo se sintió completo tras someterse a una cirugía correctiva para eliminar el tejido redundante—un procedimiento que no solo perfeccionó su silueta, sino que eliminó los últimos 5 kg de su transformación de 100 kg.

Hoy, con un esbelto peso de 60 kg (132 lbs), Sasha es irreconocible respecto a la mujer que subió a esa báscula hace tres años. Su historia es un testimonio de que los cambios enormes provienen de pequeñas victorias constantes, y no de milagros de la noche a la mañana. No solo perdió el peso de otra persona; ganó una vida definida por movimiento y confianza. Ahora, como defensora de un estilo de vida activo, Sasha se ha convertido en un ejemplo viviente de “antes y después”, demostrando que aunque las hormonas y la historia marquen un punto de partida, no tienen por qué dictar la meta final.

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