Una tragedia desgarradora ocurrió cerca de Washington, D.C., el 29 de enero cuando Sam Lilley, un piloto de American Airlines de 28 años, perdió la vida en un accidente aéreo. Sam, quien era Primer Oficial a bordo de un vuelo de PSA Airlines, se vio involucrado en una colisión fatal con un helicóptero militar cerca del Aeropuerto Nacional Reagan. La colisión provocó que tanto el avión como el helicóptero se estrellaran en el río Potomac. Su padre, Timothy Lilley, un ex piloto de helicóptero militar, quedó devastado al recibir la noticia de la muerte de su hijo. Inicialmente, había descartado la posibilidad de que su hijo estuviera involucrado, pero, a medida que pasaban las horas sin comunicación alguna de Sam, sus temores se confirmaron.

Timothy, quien sirvió en el Ejército durante dos décadas, compartía un vínculo profundo con Sam gracias a su amor mutuo por la aviación. Sam había comenzado su formación como piloto en 2019, ascendiendo rápidamente hasta convertirse en Primer Oficial de PSA Airlines, una filial de American Airlines. Antes de dedicarse completamente a su carrera aeronáutica, Sam se graduó de la Universidad del Sur de Georgia con un título en marketing en 2018. A pesar de su camino inicial en el marketing, Sam se dio cuenta de que su verdadera pasión era volar, un sueño que trabajó incansablemente para cumplir. Timothy expresó un orgullo inmenso por los logros de su hijo, pero ahora enfrentaba un dolor insoportable.

En un emotivo tributo en redes sociales, Timothy expresó el dolor abrumador de perder a su hijo, describiéndolo como “sin duda el peor día de mi vida”. Recordó a Sam no solo por su dedicación a la aviación, sino también por su naturaleza alegre y bondadosa. “Sam era una persona feliz y amable que vivió la vida al máximo”, dijo Timothy entre lágrimas, agregando que Sam siempre ayudaba a los demás y vivía su fe cristiana a través de actos de bondad. Amigos y colegas de la comunidad aeronáutica compartieron recuerdos similares, destacando que Sam siempre iluminaba la sala con su humor y energía contagiante.

El amigo y compañero piloto de Sam, Skeeter Little, recordó los momentos especiales que compartieron durante la escuela de vuelo, destacando la habilidad de Sam para contagiar alegría a todos a su alrededor. Skeeter recordó a Sam preparando dulces almuerzos y haciendo reír a todos. Subrayó que la aviación es una comunidad muy unida y que las contribuciones de Sam eran apreciadas por todos los que lo conocían. Señaló que Sam, al igual que su padre antes que él, había dedicado su vida a convertirse en piloto, un sueño que alcanzó justo antes de su trágica muerte.

Mientras las investigaciones sobre el accidente continúan, poco a poco se van conociendo detalles sobre las causas del incidente. Timothy cree que, aunque el avión de PSA estaba siguiendo los procedimientos correctos, el piloto del helicóptero militar cometió un error trágico que llevó a la colisión. La misión de recuperación sigue en marcha, con las autoridades habiendo recuperado varios cuerpos del río Potomac, y las cajas negras del avión han sido recuperadas, proporcionando información crucial sobre el accidente. Mientras el mundo de la aviación llora la pérdida de uno de los suyos, Timothy Lilley continúa honrando la memoria de su hijo, reflexionando sobre el orgullo que sentía por sus logros mientras enfrenta la dolorosa realidad de su pérdida.