Por la mañana, el pañal de mi bebé ya estaba limpio — cuando descubrí lo que había estado ocurriendo durante la noche, me quedé sin palabras.

 Por la mañana, el pañal de mi bebé ya estaba limpio — cuando descubrí lo que había estado ocurriendo durante la noche, me quedé sin palabras.

Una mañana, al despertar, me sorprendí al ver que el pañal de mi bebé ya estaba limpio y su biberón vacío. Cuando descubrí lo que había estado ocurriendo durante la noche, me quedé sin aliento.

Soy madre soltera, vivo sola y crío a mi pequeño de ocho meses por mi cuenta. Es un niño lleno de vida —siempre en movimiento, siempre despertándose a mitad de la noche.

Pero aquella mañana, algo me pareció extraño. Me di cuenta de que no se había despertado ni una sola vez. Cuando fui a cambiarle el pañal, me quedé paralizada: estaba limpio. Su biberón también, completamente vacío.

Al principio pensé que quizá me había levantado durante la noche sin recordarlo.
Sin embargo, al día siguiente ocurrió lo mismo: otro pañal limpio, otro biberón vacío, y ni una sola imagen en mi mente de haberlo hecho. Ahí fue cuando empecé a preocuparme.

¿Sería posible que estuviera sonámbula? Era la única explicación lógica. Noche tras noche, el bebé dormía plácidamente, y cada mañana todo estaba en orden. Finalmente decidí mantenerme despierta para descubrir la verdad.

Permanecí en vela toda la noche —y lo que vi me dejó completamente sin palabras.

A la mañana siguiente, el pañal de mi bebé ya estaba limpio, y cuando supe lo que ocurría en la oscuridad, no pude contener las lágrimas.

Esa noche, observando en silencio, vi a mi hija de seis años entrar despacito en la habitación de su hermanito.

Con una ternura sorprendente para su edad, le cambió el pañal y luego le dio su biberón con cuidado.
No parecía cansada ni somnolienta —se movía con calma, como si fuera algo que hacía desde hacía mucho tiempo.

Era evidente que se había convertido en su pequeña rutina secreta. Sabía perfectamente qué hacer.

Cuando notó que yo la observaba, me miró con timidez y me dijo:
“Solo quería ayudarte, mamá… para que pudieras descansar.”

Sentí cómo las lágrimas me llenaban los ojos.

Sin que yo lo supiera, mi pequeña había estado cuidando de su hermanito en silencio, como una diminuta mamá, mientras yo dormía.

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