Para algunos, la genética no es una ciencia, sino algo que roza la fantasía y la especulación. ¿Es posible que el plan completo de lo que llegamos a ser como adultos esté codificado en nosotros, desde que éramos bebés con mejillas regordetas? Es difícil negar que los recién nacidos a menudo pueden parecerse de manera sorprendente. Y si investigamos un poco más, descubrimos que todos comenzamos como nada más que un par de células. ¡Pero miren lo diferentes que hemos resultado ser!

¿Qué pasa cuando combinamos fotos de medio rostro de una madre y su hija?

¡Vaya, ambas son un fuego! Aquí hay otro dúo de madre e hija, con la hija luciendo con orgullo una melena voluminosa heredada de su madre.

Miren cuántas características comparten.

Aquí está la nieta, una digna continuación del legado de su abuela.

Madre e hija.

El nieto resultó ser una copia perfecta de su abuela.

A la derecha, un familiar—es obvio. Pero lo asombroso es hasta dónde llegan los rasgos familiares: ¡esta es una tatarabuela!