Recuerdo que había una chica en nuestra clase, Tanya, a quien todos llamaban “Brezhnev” por sus gruesas y atípicas cejas negras, poco comunes en la apariencia eslava. En aquel entonces, estaba de moda tener cejas delgadas, así que toda chica que se respetara llevaba unas pinzas en su bolso y se depilaba las cejas varias veces al día en silencio.

Pasaron los años, los estándares de moda cambiaron, y ahora Tanya es una modelo famosa. Lo que más la ayudó fueron sus ojos expresivos y esas cejas gruesas que hacen que su rostro sea poco convencional y se destaque entre la multitud.

Hoy, nuestra historia es sobre la hermosa y alta Holly Brute. A los 12 años, había alcanzado los 182 cm y era más alta no solo que todos sus compañeros, sino también que los profesores. Muchos compañeros de clase, que en ese momento eran de 1 a 2 cabezas más bajos que ella, la llamaban constantemente “jirafa,” “hija de Gulliver” y “árbol.”

Todos sabemos el impacto que tales palabras ofensivas pueden tener en las adolescentes. Sin embargo, Holly logró sobreponerse a todo esto y pronto se mudó de Florida a la multimillonaria Nueva York.