Cuando Isabelle, una joven de 25 años que vivía sola en París, conoció a un hombre llamado Lucas en un pequeño café de Montmartre, fue amor a primera vista. Su conexión fue inmediata, y en poco tiempo se volvieron inseparables. Sin embargo, cuando Lucas mencionó a Isabelle entre sus amigos, estos se rieron, convencidos de que él podía aspirar a alguien “mejor” y más acorde a sus expectativas.

A pesar de las opiniones de los demás, Lucas no tenía ninguna duda: Isabelle era el mayor tesoro de su vida. Sabía que era la mujer con la que quería envejecer. Aunque las miradas curiosas y los murmullos los seguían cada vez que salían juntos, con la gente cuestionando si Isabelle era la pareja adecuada para él, Lucas no prestó atención. Su amor era genuino, y decidió casarse con ella, prometiéndole un hogar cálido y una vida juntos.

Dos años después, un inesperado secreto salió a la luz y dejó a todos sin palabras. Isabelle le confesó a Lucas que en el pasado había sido bailarina, compitiendo en torneos e incluso ganando algunos. Sin embargo, un trágico accidente de tráfico había cambiado su vida para siempre, afectando su físico y llevándola a luchar contra problemas de peso, algo que hasta ese momento había mantenido oculto.