Un británico decidió alquilar su casa. Como no vivía allí y la propiedad estaba desocupada, pensó que sería una buena idea arrendarla. De esta manera, la casa sería cuidada y podría ganar algo de dinero extra. Una madre de varios hijos respondió a su anuncio. Hizo una buena impresión, apareciendo ordenada y limpia, y sus hijos lucían bien atendidos y encantadores. El hombre sintió que ella sería una buena candidata, así que accedió a alquilarle la casa.

Inicialmente, el propietario visitaba periódicamente para recoger el alquiler y verificar si necesitaba algo. Vio que la casa estaba en buenas condiciones y que la madre y sus cuatro hijos estaban cómodos. Ella ganó su confianza al pagar siempre a tiempo y demostrar ser una madre cariñosa y atenta. Con el tiempo, decidió que sería más conveniente para ambos manejar los pagos mediante transferencia bancaria.

Sin embargo, después de un tiempo, la mujer dejó de responder a las comunicaciones. El propietario comenzó a preocuparse, temiendo que algo le hubiera pasado a ella o a sus hijos. Fue a la casa, pero se dio cuenta de que no podía entrar; su llave no funcionaba. Resultó que la mujer había cambiado las cerraduras.

El departamento de bomberos se puso en contacto con él, solicitando acceso para abordar un problema. El propietario no estaba al tanto de que había habido una emergencia en la propiedad. Finalmente, la puerta fue forzada y el hombre descubrió que su casa parecía un basurero. Estaba llena de basura, suciedad y humedad, con larvas de insectos y desechos humanos por todas partes.

El propietario dedicó considerable tiempo y dinero a limpiar la casa. Contrató un servicio de limpieza para restaurar la propiedad y luego comenzó las reparaciones. Ahora, ha decidido no volver a alquilar su casa. Mientras tanto, la mujer y sus hijos han desaparecido, y ni siquiera la policía ha podido localizarlos.