Cuando una familia francesa compró una pequeña casa en el pueblo de Belabre, en el suroeste del país, no tenían idea de que estaban a punto de abrir un portal al pasado. La casa, construida a mediados del siglo XIX, había estado vacía durante seis años antes de ser adquirida por una joven pareja en 2020. Al comenzar las renovaciones, descubrieron una habitación oculta, sellada detrás de una pared. Al romper los ladrillos, se sorprendieron al verse transportados a otra época. La habitación contenía objetos de más de un siglo de antigüedad.

Entre los hallazgos había una chaqueta militar en un soporte en el centro de la habitación. Aunque las polillas habían dejado su huella, la chaqueta aún parecía casi nueva. Sobre la mesa, encontraron una variedad de objetos intrigantes: pistolas, candelabros, un cenicero y viejas fotografías.

También en la habitación había una pequeña botella de tierra, con una nota adjunta que decía: “Tierra de Flandes, donde nuestro hijo Hubert Rocher descansó durante cuatro años.” Cerca de la cama, descansaban las medallas del antiguo ocupante, y sobre ella colgaba un gran retrato de un joven de uniforme. Los nuevos propietarios se sintieron intrigados por este Hubert Rocher.

Resultó que los padres de Hubert habían decidido no entrar nunca más en su habitación, sellándola con ladrillos. En 1935, vendieron la casa a un general, quien juró no molestar la pared sellada. Después del general, la casa pasó de generación en generación en su familia durante varias décadas. El último propietario falleció en 2014, momento en el que la propiedad fue puesta a subasta.