Una pareja compra una antigua mansión en descomposición por $155,000 y la restaura en una majestuosa casa de ensueño.
La atracción de una mansión en ruinas en Aberdeen, Carolina del Norte, fue demasiado fuerte para que Abby y Trey Brothers pudieran resistirse.
Cuando vieron por primera vez la propiedad de 109 años, estaba en un estado de deterioro, con ventanas rotas y sin cerraduras.
Sin embargo, debajo del deterioro, la pareja vio potencial.
Abby le dijo a CNBC Make It:
“Era importante conservar los detalles originales de la casa porque es historia. Las casas no se construyen como en 1913. Los detalles no son los mismos. Y si quieres esos detalles en una casa ahora, son muy caros”.
La renovación, sin embargo, fue una tarea significativa que les costó $268,000 adicionales.
Abby recuerda la conexión instantánea que sintió cuando encontró la propiedad en línea, comparándola con la certeza que sintió al decidir casarse con Trey.
Para Trey, la casa se sintió como hogar en el momento en que entró, a pesar de su evidente necesidad de reparaciones extensas.
La rica historia de la mansión está entrelazada con la familia Page, prominentes industriales que desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de Carolina del Norte.
Entrar en la casa era como retroceder en el tiempo.
Viejas revistas, restos de celebraciones pasadas y la peculiar ubicación de la cocina en el sótano pintaban una vívida imagen del pasado.
La casa era una cápsula del tiempo, esperando ser desbloqueada.
El zoom accidental de Abby la llevó al anuncio, y la pareja rápidamente se dio cuenta del potencial de lucro.
Antes de realizar la compra, consultaron con varios contratistas para evaluar los costos de renovación.
Su inversión resultó sabia cuando la casa fue tasada en más de $900,000 posteriormente.
Los Brothers reconocieron el valor de las características históricas de la casa, desde los suelos de madera de 110 años hasta la intrincada carpintería.
Estos detalles, creían, eran irreemplazables y un testimonio de la artesanía de una era pasada.
La casa era un tesoro de antigüedades, muchas de las cuales la pareja eligió restaurar e incorporar a su hogar.
Incluso transformaron un antiguo armario telefónico en un peculiar baño rojo, rindiendo homenaje a su propósito original.
Inicialmente, parte del comedor se estaba derrumbando en el sótano.
Ahora, se mantiene firme, dando paso a un dormitorio principal con una chimenea única.
Los nombres de los albañiles, grabados detrás del manto, sirven como un recordatorio de quienes construyeron la casa.
La terraza se transformó en un espacioso baño, completo con una bañera con patas que alguna vez perteneció a la bisabuela de Abby.
El segundo piso alberga cuatro habitaciones conectadas por baños Jack and Jill.
También hay un “porche para dormir” que ha sido reconvertido en una guardería para el hijo de la pareja.
Los Brothers han volcado su corazón y alma en cada rincón de la casa, asegurándose de que cada habitación resuene con historia y amor.
Se imaginan viviendo allí para siempre, esperando que las futuras generaciones de su familia continúen apreciándola.
Abby siente un sentido de orgullo por haber salvado un pedazo de historia.
La experiencia, cree ella, valió la pena cada desafío, y espera que su historia inspire a otros a embarcarse en aventuras similares.
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