En esta historia, una mujer llamada Rosie acaba de dar a luz a su hija, Amelia, después de una complicada cesárea. Aunque ella y su esposo, Tim, están encantados con su recién nacida, su alegría pronto se ve interrumpida por la madre de Tim, Janet, quien reacciona con horror al ver a Amelia. La razón del shock de Janet es que Amelia tiene la piel oscura, a pesar de que tanto Rosie como Tim son blancos.

Janet inmediatamente acusa a Rosie de infidelidad, negándose a creer que Amelia pudiera ser hija de Tim. A pesar de las explicaciones de Rosie, que señala que la genética es impredecible y que el bisabuelo de Tim era afrodescendiente, Janet sigue convencida de que Amelia no es su nieta. Esto genera una fuerte confrontación entre Rosie y Janet, especialmente cuando sale a la luz la actitud racista de Janet.

Dos semanas después, Rosie regresa a casa y descubre que Janet ha destruido por completo el cuarto de Amelia, pintándolo de negro y desmantelando la cuna. Janet justifica sus acciones diciendo que Amelia no pertenece a la familia por el color de su piel. Indignada y devastada, Rosie llama a Tim, quien regresa rápidamente a casa.

Cuando Tim enfrenta a su madre, Janet sigue manteniendo su creencia de que Amelia no es hija de Tim, profundizando aún más la distancia entre ella y la familia. En respuesta, Tim toma una postura firme al lado de Rosie y Amelia, y le dice a su madre que si no puede aceptar a su hija, ya no formará parte de sus vidas.

Mientras tanto, Rosie decide exponer la verdadera naturaleza de Janet. Había grabado los comentarios racistas de Janet y planea mostrar a otros lo que ella dijo y lo que hizo respecto a Amelia. Tim apoya la idea, reconociendo que aunque Janet es su madre, su comportamiento es inaceptable y debe ser confrontado.

En las semanas siguientes, Rosie y Tim se enfocan en crear un entorno amoroso para Amelia, redecorando la habitación de la bebé en un tono suave de rosa y llenándola de alegría y comodidad. A pesar de los intentos de Janet por restablecer el contacto, Tim y Rosie deciden mantener la distancia, priorizando el bienestar de Amelia y la felicidad de su propia familia.

En última instancia, la historia resalta los desafíos de confrontar el racismo dentro de una familia y la importancia de apoyar a los seres queridos, especialmente ante el prejuicio y la crueldad.